Creo que uno si puede hacer la diferencia si cree que puede realizar sus sueños y se compromete en vivir una vida con sentido.
Aquí comparto historias de personas que han vivido con pasión y convertido sus sueños en realidad. También quiero compartir reflexiones y el trabajo de organizaciones que nos ofrecen alternativas y apoyo.
Con este blog quiero ayudar a que todos descubramos nuestra pasión y nos comprometamos con ella para hacer, uno a uno, la diferencia.

viernes, 13 de agosto de 2010

Puedes ayudar a muchos con solo escucharlos

Hace unos días encontré esta nota en el blog de Lucy Romero y me encantó por su sencillez.

La semana pasada, un amigo regreso de Japón y me contó algo extraordinario. En el metro de Tokio se encontró a un señor sentado en un pequeño banquito, frente a una mesa que tenía un letrero con caracteres japoneses y le pidió a su acompañante y traductor que le explicara que hacía ese hombre ahí y que decía el letrero.

-Ese es un “oidor”, es decir, alguien que te escucha en total silencio durante el tiempo que tú quieras y mirándote directamente al rostro, cuando tú terminas, dejas un pago que para ti es igual al servicio que recibiste.

-¿Pero a quién oye?

-Pues a cualquier persona que está triste o enojada o que le ha pasado algo muy feo y que necesita que lo escuchen

-¿Y le da consejos?

-No… el solamente escucha y mira a los ojos, a veces ladea un poco la cabeza y otras una o dos lágrima ruedan por sus mejillas, otras más, suelta una sonora carcajada, pero eso si, no habla

-¿Y qué pasa con la persona cuando termina de hablar?

-Pues normalmente se para, hace una breve reverencia, mostrando su agradecimiento, deja unas monedas y se va.

La verdad es que el método me encanto, en este México que vivimos al día de hoy, tan convulsionado por diarias noticias estrepitosas y por demás sangrientas no será de extrañarse que todos tengamos una fuerte presión emocional sobre nuestros hombros, el asunto es ¿qué vamos a hacer con ella?, es decir, si todo esto te causa miedo, ansiedad, depresión, tristeza, ira, ¿qué vas a hacer con eso???...

COMPARTIR TUS EMOCIONES, esto no significa chismear, ni querer que te den la razón. Parte de un principio en psicología que dice:

“Toda emoción es energía, y lo que pide el cuerpo emocional es ser expresado,
si no lo expresas atestiguandolo o compartiendolo, se manifestara 
en tu cuerpo en forma de sintomas y enfermedades”.

El método de compartir es una simple catarsis y de una manera misteriosa tiene un alto poder curativo, si no me creen, pregunten a los miles de personas AA que después de pasar a tribuna se sienten mucho mejor. El secreto de la catarsis es que el otro(s) no meta su cuchara tratando de decirte que debes hacer, lo más que los escuchos pueden hacer es compartir contigo en reciprocidad, que hicieron ellos en sus vidas cuando atravesaron por una situación semejante a la que tu relatas, así pues, nadie juzga… es sólo ese sagrado instante de otro ser humano que posando su mirada en ti, te da su atención como tributo y contiene el derrame de tus emociones perturbadas… eso, aunque no lo creas tiene un EXTRAORDINARIO poder curativo.


Recordemos que todo en el universo es una vibración y que la vibración que producen las emociones perturbadas que al presentarse como catarsis siempre van en forma de historias plagadas de imágenes en las cuales hay dolor y sufrimiento, por lo tanto esa vibración es muy caótica, quien escucha sin pensar vacío internamente y sin juicio en su mente transmuta esa vibración, la hace sedarse, serenarse, le permite rebotar en gran contenedor de la atención de quien escucha en silencio y es en ese proceso en donde el milagro de la curación se da.


Por eso es importante no opinar, porque el que opina piensa y juzga, toma partido, y aquí no se trata de eso, se trata de mitigar la agudeza, el drama y la tragedia a través de la estabilidad de un amoroso silencio consciente que escucha y acepta.


Después de este proceso tu visión ya no es la misma sobre tu propio drama algo maravilloso sucedió y es que, al ver tu drama reflejado en los ojos del otro cambia tu propia visión.



¿Quién puede decir que no tiene con que dedicar unos minutos a escuchar a alguien que necesita ser escuchado?

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